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La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) estima que la producción de caqui que se cultiva en la Comunitat Valenciana será de cerca de 100.000 toneladas. Este nivel de producción supone un gran incremento respecto de 2008. Los primeros estudios prevén una fruta de buena calidad que empezará a recolectarse a partir del 20 de septiembre en las zonas más cálidas de la Ribera Alta y se prolongará hasta finales de diciembre. 

 

Este año se está apreciando, salvo alguna excepción en partidas concretas, una menor incidencia del hongo Mycosphaerella Hawai, que el año pasado fue, en muchos campos, el causante de una caída de hojas y frutos. “Consideramos que es el momento oportuno para iniciar los tratamientos preventivos contra el hongo, afirma Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA. Pese a que, hoy por hoy, no se han detectado casos significativos de esta mancha en las hojas, nuestro Departamento Técnico aconseja anticiparse al patógeno ante la previsión de que las condiciones meteorológicas (temperaturas altas y humedad ambiental) faciliten la proliferación del hongo. 

 

 “Con la excusa de que es un cultivo aún menor, los grandes laboratorios siguen mostrando desinterés a la hora de investigar y sacar al mercado un producto fitosanitario o una estrategia de lucha biológica viables con el objetivo de conseguir un fruto con la mayor calidad posible”,  añade Aguado.

 

Por otro lado, la organización agraria defiende la creación de una interprofesional del caqui que regule la producción con el mismo espíritu que hace la DO Ribera del Xúquer con la calidad. “El caqui es un cultivo en expansión y hasta ahora las cosas se han hecho relativamente bien, pero no podemos dormirnos en los laureles, debemos pedir al sector más planificación para las futuras campañas que posibiliten una mejor regulación del mercado. La puesta en marcha de una interprofesional podría ser el instrumento que ayude a incentivar la investigación en nuevas variedades con el objetivo de alargar más la campaña, perfeccionar el método de eliminar la astringencia, facilitar el diálogo con empresas de fitosanitarios y sentar las bases de la futura comercialización”, afirma Aguado, quien recomienda conocer a nuestros competidores (Estados Unidos, Japón, China, Brasil, India o Israel) antes de que la producción se desboque.

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La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) recuerda que para la presente campaña el plazo de contratación del seguro de cítricos finaliza el lunes, 31 de agosto de 2009. En los últimos años, un alto porcentaje de nuestros citricultores asegura antes del 15 de junio para tener derecho a las ventajas que ofrece la extensión de garantías. Pese a todo, siempre hay agricultores que retrasen su contratación hasta última hora.  

 

La presente campaña en seguro de cítricos viene marcada por la fuerte crisis que atraviesa el sector, motivada por la recesión económica internacional que se inició hace dos años y por la crisis de rentabilidad que atraviesa la citricultura valenciana desde hace casi diez años. El elevado coste del seguro, unido a la falta de liquidez de los agricultores y el abandono de campos cultivados está pasando factura en el número de pólizas contratadas. No obstante, la implantación del seguro de cítricos en la Comunitat Valenciana es del 75% frente al 55% del conjunto de España.

 

Según Agroseguro, el número de pólizas contratadas ha descendido cerca de un 10% respecto de 2008 pero la prima ha caído en torno al 23% y el número de kilos asegurados ha disminuido un 21%.  “Actualmente, el seguro agrario, ante inclemencias meteorológicas, es el único que garantiza unos ingresos a los agricultores”, afirma Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA, quien señala que “los riesgos de la agricultura y la ganadería actual no provienen únicamente de las inclemencias meteorológicas, sino que también existen riesgos de precio, de mercado o por importación de enfermedades desde terceros países”. El líder agrario recuerda que “el seguro tiene que satisfacer y cubrir realmente las necesidades y riesgos de los agricultores a un precio asequible para evitar que acaben asegurando sólo los agricultores con un elevado riesgo ya que esto conllevaría un aumento de los precios de los seguros y un descenso de los asegurados”.

 

Las necesidades y riesgos a los que se encuentra sometido el sector agrario podrían tener respuesta en un seguro de costes, de precios, de daños por enfermedades importadas o de retirada de cosecha. Asimismo, a pesar de que las cifras y logros en el plano de los seguros agrarios a nivel nacional y en la Comunitat Valenciana han mejorado y avanzado, el líder agrario señala que “no queremos seguros estáticos”. Para ello, AVA-ASAJA se compromete a seguir trabajando a través de su participación en todos los foros y mesas que posibiliten la divulgación, mejora y creación de nuevos seguros agrarios.  

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Por sexto año consecutivo, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) está ultimando los trámites destinados a la contratación de trabajadores para cubrir la demanda de mano de obra ante el comienzo de la vendimia en las comarcas interiores valencianas. Como novedad, este año, los ciudadanos de nacionalidad búlgara y rumana podrán ser contratados sin previos trámites ante la Delegación del Gobierno tras el fin de la moratoria europea que restringía su contratación.

 

En muchos casos, los temporeros de Europa del Este ya vinieron el año pasado pero para esta campaña se prevé una disminución en la contratación extranjera ya que la difícil coyuntura económica está provocando un aumento de solicitudes de vendimiadores de la zona. Además de búlgaros y rumanos, las nacionalidades que más se repiten de entre las cerca de mil personas que participarán en la vendimia son polacos, lituanos, paquistaníes y ecuatorianos. 

 

A los elevados costes laborales hay que añadir los problemas que se vienen arrastrando desde hace meses. Así, en las bodegas de la comarca de la Plana de Utiel-Requena, se almacena casi la mitad de la producción vinícola de la pasada campaña. Hasta enero de 2009, el hectolitro de vino se pagó entre 2,64 y 3 euros pero esa cifra fue menguando hasta los 1,70 euros actuales. Para conseguir un litro de vino se necesitan alrededor de 1,3 kilos de uva. Hoy, el agricultor está recibiendo cerca de 0,17 €/l pero a esa cantidad hay que restarle entre 5 y 6 céntimos por los gastos de elaboración en bodega.

 

En 2008 la cosecha, calificada como ‘buena’, ascendió a 189,82 millones de kilos y para la presente campaña se prevé una producción superior que oscilará entre los 210 y los 220 millones de kilos de una uva ‘muy buena’ que ha sabido aguantar muchos días de fuerte calor gracias a las reservas hídricas del invierno.

 

 La vendimia comenzó hace algunos días para las variedades con las que se elabora el cava, pero la variedad ‘macabeo’ lleva un ligero retraso respecto de 2008, y es probable que su recolección no se inicie antes del 6 de septiembre, salvo en la aldea de Los Ruices, que la comenzarán mañana jueves. Los muestreos efectuados hasta la fecha otorgan entre 8 y 8,5 grados de azúcar cuando son necesarios diez.

 

En cambio, las variedades ‘bobal’ y ‘tempranillo’ iniciarán su recolección, a falta de inclemencias meteorológicas, en las mismas fechas que el año pasado.  “Durante las últimas semanas, el comercio ha aprovechado los precios ruinosos para comprar caldo y los viticultores se han visto forzados a aceptar cotizaciones de vergüenza con el fin de tener capacidad en la bodega para la cosecha de septiembre”, afirma Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA. “El agricultor tiene que hacer frente a un descenso del consumo internacional, a unos precios ruinosos, que no cubren gastos y a unos costes de producción que no han parado de subir. Además, este año muchos viticultores han trabajado sus campos con la incertidumbre de no saber hasta última hora si iban a recibir las ayudas por el arranque voluntario de viñas”, añade.

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La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) asegura que la actual crisis económica está obligando a muchos agricultores valencianos a dejar de cultivar sus tierras. Como consecuencia de ello, en miles de hectáreas de uso agrícola, antes cuidadas y vigiladas, la vegetación, en su mayoría malas hierbas, crece y forma en el periodo estival un manto seco de rápida combustión que llegado el caso puede ocasionar un incendio.

 

En los seis primeros meses del año, han ardido en nuestra Comunitat cerca de 1.750 hectáreas, pero las elevadas temperaturas de la última semana de julio junto con el viento de poniente, las tormentas y la voluntad insensata de algunos pirómanos hicieron disparar esa cifra hasta las 2.600 hectáreas.

 

En un solo día, el 23 de julio, se declararon en nuestras comarcas 18 incendios con un resultado de más de 800 hectáreas quemadas dos días después. Las lluvias del otoño y del invierno pasado provocaron un crecimiento elevado de matorral y vegetación que durante estos meses, con altas temperaturas y baja humedad ambiental se ha secado y es pasto fácil de las llamas. “Los incendios forestales son una piedra más en el tortuoso presente y futuro del paisaje y de la agricultura valenciana, pero se podría mermar su impacto si todos los campos estuvieran cultivados y cuidados, porque son el mejor cortafuegos natural y refugio seguro ante las llamas.

 

Además, con una agricultura viable se conserva el paisaje y ayudamos a mantener el tejido humano y económico de la zona “, afirma Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA, quien añade que “una vez más, debemos recordar al Gobierno que no está cumpliendo con su obligación de ayudar a hacer viable la actividad agraria en nuestros campos con una Ley de Comercio Agrario que garantice precios justos en el campo dando seguridad de futuro a los pocos agricultores que quedan y favoreciendo el  relevo generacional”.

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A falta de pocos días para la siega en el parque natural de la Albufera y en el Marjal de Pego-Oliva, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) prevé una excelente cosecha de arroz, que alcanzará las 115.000 toneladas, de mayor calidad que la campaña anterior. Mientras los costes de producción se disparan, los precios en origen se estiman estables ya que el arroz de terceros países previsto para exportar es prácticamente el mismo que el del año pasado.

 

Incluso los precios podrían llegar a subir a corto plazo tal y como señala el responsable de la Sectorial de Arroz de AVA-ASAJA, Miguel Minguet: “Vegetativamente, el cultivo está en perfectas condiciones por lo que se espera una calidad excelente. Este año se ha sembrado más tarde y la recolección se va a retrasar un poco, pero no existe ningún motivo para que los precios no suban ya que no ha habido excedente”.

 

Con respecto a la incidencia de plagas, la restricción de productos fitosanitarios está provocando mayores costes y tratamientos menos eficaces. Las alternativas autorizadas elevan de manera alarmante poblaciones de insectos que estaban controlados con los fitosanitarios utilizados hasta ahora, como por ejemplo, la propagación de mosquitos en los arrozales del Parque Natural de L’Albufera, el Delta del Ebro y Sevilla.  Así mismo, el uso de los nuevos fitosanitarios está disparando los costes, que repercuten en la rentabilidad del cultivo. Los arroceros valencianos han pasado de pagar sólo en la lucha del pulgón de 3 a 35 euros/hectárea, lo que supone un incremento del 1.060%, y de 0,36 a 18 euros/hectárea contra la Pyricularia oryzae, un 5.000% más.

 

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, advierte de que “las administra­ciones, en lugar de trabajar para que el sector agrario europeo y español sea cada vez más competitivo, está poniendo trabas en materia fitosanitaria, sin fundamentos científicos, que lo único que hacen es todo lo contrario: hundir a los agricultores”.

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La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) estima que la próxima cosecha de chufa bajará un 20-25% respecto la campaña pasada, debido principalmente al descenso en un 15% de la superficie cultivada en la Huerta de Valencia y al importante retraso de la siembra por las persistentes lluvias del pasado mes de abril.

 

 

Para el responsable de la Sectorial de Chufa de AVA-ASAJA, Antonio José Gimeno, “la experiencia nos dice que al sembrar en mayo, unas semanas después de la época habitual, la cantidad de kilos bajará pero, en cambio, significa también que la calidad será excelente y la horchata de chufa tendrá un sabor más intenso”.

 

La merma de producción también contribuirá a “reequilibrar la oferta y la demanda” ya que los almacenes acumulan stocks (excedentes no vendidos hasta ahora).  Gimeno pide a las grandes cadenas de distribución y a los proveedores del sector que “apuesten decididamente por la chufa de calidad, y en este sentido que primen la compra de chufa amparada por la Denominación de Origen Chufa de Valencia, ya que competir sólo por precio ni beneficiará a los productores ni a los consumidores”. 

 

Asimismo, este agricultor de Alboraia exige una restricción de las impor­ta­ciones de terceros países, tales como Ghana, Mali o Níger, porque “las adminis­traciones evita­rían con ello una competencia desleal hacia los productores de la Huerta de Valencia, que no olvidemos son los principales guardianes del paisaje verde y productivo de este espacio natural alrededor de la ciudad de Valencia”. 

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La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) alerta de la vertiginosa propagación de plantas invasoras en el campo valencia­no, especialmente de la ‘Araujia sericifera’, trepadora que puede alcanzar los 8 metros de altura y que compite con los naranjos en luz, agua y nutrientes, mermando la cosecha y amena­zando la vida de los árboles.

 

Conocida comúnmente como ‘miraguano’, esta mala hierba se reproduce rápida­mente, se adapta perfectamente a las condiciones en las que viven los cítricos, y es muy difícil de erradicar al no existir un herbicida específico para tratarla. “Germina a la som­bra del naranjo, junto al tronco, y cuando el agricultor la descubre ya le ha dado tiempo de enredarse entre las ramas, apretándolas, y empezar a cubrir la copa del árbol”, expli­ca el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado. La trepadora proviene de Sudamérica, concretamente del sur de Brasil y Argen­tina, y llegó a España para ser empleada en jardines. Sin embargo, su masiva reproduc­ción –cada planta genera centenares de semillas que el viento y el agua esparcen por los alrededores– y su rápido crecimiento –en dos años puede envolver un naranjo– la convierten en un enemigo para los agricultores de todo el litoral de la Comunitat Valen­ciana.

 

En el término de Dénia se aprecian numerosos campos, la mayoría no cultivados, colonizados por la planta invasora, al igual que ocurre cada año con mayor presencia en explotaciones de regadío de La Safor, La Ribera y L’Horta Sud y Nord. Aguado denuncia “las perversas consecuencias que comporta la importación sin los suficientes conocimientos ni precauciones de plantas foráneas que en unos pocos años son capaces de desplazar a la vegetación autóctona y de poner en peligro la viabi­lidad de explotaciones citrícolas”. Por otra parte, “casos como la ‘Araujia sericifera’ son una evidencia más del importante deterioro paisajístico que conlleva el cierre de explo­taciones en el medio rural”, continua Aguado, pues “los campos no cultivados son focos de dispersión de malas hierbas y maleza que se convierten en nido de ratas y conejos y que son potenciales núcleos de incendios”.  

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 La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia que los sustitutivos provenientes de China ponen en seria amenaza la viabilidad de la algarroba de la Comunitat Valenciana.

Habitualmente, la algarroba se usa como elemento base para la producción de piensos y para la alimentación de equinos, y el “garrofín”, extraído industrialmente de la semilla de la algarroba y cuyo precio garantiza buena parte de la rentabilidad del cultivo, se emplea para la industria de transformación tanto agroalimentaria como farmacéutica. En los últimos años, con la llegada de los nuevos sintéticos, la algarroba peligra más que nunca. Según Jose Antonio Ruiz, responsable de la Sectorial de Frutos Secos de AVA-ASAJA, la incorporación de estos sintéticos hunden el precio de la algarrobas, obligando a muchos agricultores valencianos a abandonar este cultivo milenario. “La llegada de la goma Guar, un sintético más económico aunque de menor calidad que la algarroba autóctona, provoca que los precios de origen de nuestra producción caigan”. La goma Guar se extrae de una planta de la familia de las leguminosas y se usa principalmente en la industria alimenticia, en jugos, helados, salsas y comida para mascotas. Otros sustitutivos procedentes de China que vienen consolidándose en el mercado europeo son la goma Cassia, que se utiliza como aditivo para alimentación animal, y la Tara, para consumo humano: sopas, helados y derivados lácteos. Sin em­bargo, el “garrofín” supera a las gomas chinas en cuanto a calidad y propiedades organolépticas.   La Comunitat Valenciana es el mayor productor de algarrobo de España, pero la influencia asiática está provocando la decadencia de nuestro sector, que ha disminuido su producción hasta los 10-15 millones de kilos al año. El agricultor pierde dinero ya que el coste de la recogida de la algarroba es igual o superior a los precios en origen.  

Como viene siendo habitual en los últimos años, por estas fechas comenzarán a producirse robos de algarroba en las comarcas valencianas del interior. AVA-ASAJA exige en este sentido una mayor presencia policial en los términos donde se cultivan algarrobos, así como un control más severo en los puntos de venta donde se podría adquirir la mercancía supues­tamente ro­bada.

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Los ganaderos valencianos llevan denunciando desde octubre de 2008, coincidiendo con el inicio de la vacunación de la enfermedad de la ‘lengua azul’, la aparición de reacciones adversas e incluso la muerte de ejemplares de ovino, caprino, y bovino. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) exige a las administraciones que compensen económicamente a los ganaderos por las pérdi­das ocasionadas y que reconozcan oficialmente el vínculo entre la vacunación y la res­pues­ta del ganado a la misma.

 

Aunque el Plan de la Vacunación que presentó el Gobierno para la cofinanciación de Bruselas ya dejaba claro que podrían haber animales fallecidos de­bido a la vacuna, ya que contemplaba indemnizaciones por animal, “hasta ahora ninguna administración, empezando por el Gobierno central, se resiste a admitir lo evidente y niega esta relación causa-efecto para así no tener que aportar a los ganaderos afectados unas compensa­ciones tan nece­sarias como justas”, denuncia el responsable de la Sectorial de Ovino-Caprino de AVA-ASAJA, Fran­cisco José Marco, quien añade que “todo esto sucede en un momento de grave crisis de precios en origen donde hay muchas explotaciones que po­drían cerrar”. La compensación que el Gobierno establece en el Plan por oveja muerta ronda los 100 euros, por aborto de oveja 18 euros, por cabra 90 euros, por cor­dero 54 euros y por vaca hasta 740 euros, en función de la edad y la producción láctea.

 

El número de animales muertos por estas causas ya ronda el millar sólo en la Comunitat Valenciana. Hay explotacio­nes donde se ha visto afectado hasta el 50% del ganado, llegando la mortandad al 10-16%. Los síntomas que presentan los animales po­cos días después de la vacuna son pérdida de apetito, encefalitis, problemas rena­les, pérdida de lana y de masa muscu­­lar, entre otros. El ganado afectado sufre abortos y fa­llos reproductivos, lo que perjudica a los ganaderos al tener menos animales y por tanto menos ventas y posiblemente menos primas de la PAC. La producción de leche se ve reducida en un 10-30%. Y además de la mortandad, el daño económico se pro­lon­gará hasta el próximo año por­que si el animal consigue sobrevivir, tardará varios meses en recuperarse y volver a quedar preñado, retrasando así el ciclo productivo.

 

Problema nacional

Hablamos de un problema nacional, que afecta a explotaciones de Extremadura, Castilla y León, Cataluña, Aragón, etc. En comunidades con gran tradición ganadera ya se han indemnizado algunas explotaciones que han tenido un porcentaje de bajas diferente al habitual, como ocurre en Salamanca. Con todo, la vacunación con­tra la ‘lengua azul’ no tiene marcha atrás y los ganaderos valencianos muestran un “temor manifiesto” a seguir ad­mi­nis­trando este remedio. En lo que llevamos de 2009 la vacu­nación ya ha comenzado en la Comunitat con un nuevo tipo de vacuna y en dos explo­taciones de Alicante y una de Valencia se han detectado problemas, activándose un protocolo de actuación.

 

Una vez establecido en la Comunitat Valenciana, la organización agraria exige la creación, en el ámbito nacional, de un protocolo de actuación de cara a la posible apa­rición de problemas en la próxima campaña. Este protocolo contempla la toma de muestras, la realización de un diagnóstico y una necropsia, así como la elaboración de análisis anatomopatológicos y laboratoriales necesarios, como sí ha puesto en mar­cha la Generalitat Valenciana.  

 

 

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