Esta semana hemos recibido una nueva burla de Bruselas. Aunque ya es algo habitual, no deja de irritarnos y nuestro compromiso es denunciarlo para que no vuelva a ocurrir. La comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, ha respondido en nombre de la Comisión Europea a una pregunta formulada por el europarlamentario del Partido Popular, Juan Ignacio Zoido, en relación al Triciclazol, una materia activa fitosanitaria que Bruselas prohíbe usar en el arroz de la Unión Europea, pero que ahora quiere que los arroces de países terceros que vengan a la UE sí puedan usar, aumentándoles incluso el umbral de tolerancia de importación de 0,01 a 0,09 mg/kg.
El señor Zoido, atendiendo a la reivindicación de AVA-ASAJA, preguntó “qué justifica, a ojos de la Comisión, este cambio de postura”, si “es consciente del grave impacto económico y sanitario que tendría este medida para los productores europeos” y “qué líneas de ayudas prevé para los afectados si finalmente llegara a aprobarse”.
La contestación la hemos tenido dos meses después, con la agilidad que caracteriza a esta Comisión. La señora Kyriakides revela que “no se espera que la medida propuesta tenga un impacto negativo en la salud, ya que el nuevo LMR (límite máximo de residuos) es seguro para los consumidores”. Entonces, si es tan seguro y no perjudica a la salud, ¿por qué únicamente pretende permitir su uso a los arroces de fuera y no a los europeos? Si la excusa fuera su supuesto daño al medioambiente, ¿significa eso que a Bruselas le importa un bledo la contaminación que se genera fuera de Europa? ¿Acaso no sabe que hay un único planeta Tierra y que la contaminación que fomenta fuera acaba pasando factura al clima de Europa y de todo el mundo?
La comisaria también reconoce que este tipo de procedimientos tiene como objetivo principal “facilitar el comercio internacional”, que “no se requieren evaluaciones de impacto específicas” y que “no está prevista ninguna ayuda específica a los productores de la UE como consecuencia del nuevo LRM”. Vamos, lo que ya sabíamos, que el propósito de la Comisión –liderado por los países del centro y norte de Europa que no cultivan arroz– no es otro que facilitar aún más la entrada de las importaciones aunque sus intereses comerciales pisoteen la reciprocidad en el mercado, la lucha contra el cambio climático, la preservación de parques naturales como La Albufera que dependen del cultivo del arroz y la soberanía alimentaria europea.
Así que, cuando la Comisión, con el holandés Frans Timmermans a la cabeza, nos vengan con el Pacto Verde, culpabilizando a los agricultores y ganaderos europeos del efecto invernadero global, imponiéndonos una transición digital y verde imposible de cumplir, acuérdense del Triciclazol. Porque ejemplifica la hipocresía, la incoherencia, la inmoralidad y la estafa de esta Comisión Europea que, una vez más, perjudica a los agricultores europeos.
Cristóbal Aguado Laza
Presidente de AVA-ASAJA