El dirigente agrario asegura que “si los fertilizantes han subido un 62%, las semillas un 50%, la energía un 49% y los combustibles un 46% por culpa de decisiones políticas equivocadas, y si además el Gobierno ha subido el salario mínimo interprofesional un 47% en cinco años y ha creado nuevos impuestos como el del plástico, ¿de verdad estos mismos políticos pueden pensar que los precios no van a subir en el punto de venta? Después de hacer todo lo posible para disparar la inflación, desde sus sillones se rasgan las vestiduras y piden sacrificios que pagarían, como siempre, los productores que ya están perdiendo hasta la camisa”.
Así, Aguado recuerda que pese al repunte de los precios en origen en algunos cultivos y ganaderías “la rentabilidad del sector productor ha empeorado porque, además de la escalada inasumible de los costes de producción, las adversidades climáticas y la falta de soluciones para hacer frente a plagas y enfermedades ha mermado las producciones”. Por ello, reitera al ministro de Agricultura que “se ponga las pilas para establecer, a través de un organismo público, los costes, ingresos y beneficios medios en cada eslabón y para hacer cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria, la cual sobre el papel prohíbe la venta a pérdidas y garantiza que los precios percibidos por el productor cubren sus costes de producción”.
Asimismo, Aguado lamenta que las ayudas aprobadas hasta el momento son “meros detalles testimoniales que, en casos como las ayudas a los fertilizantes, dejan fuera a la mayoría de los agricultores valencianos” y exige medidas contundentes de apoyo al sector agrario, tales como la reciprocidad en las importaciones de países terceros, la aplicación de un kilowatio agrario que abarate el riego por medio de aguas subterráneas y rebajas fiscales. “Parece que los políticos españoles y valencianos están empeñados en detener la principal fábrica de frutas y hortalizas de Europa, lo que supondría el avance del desierto, la destrucción de miles de puestos de trabajo, la pérdida de la autosuficiencia alimentaria y la degradación medioambiental”, concluye.