AVA-ASAJA alerta de que el cultivo valenciano del arroz amenaza con volver a dejar de ser rentable

AVA-ASAJA alerta de que, tras una campaña mar­cada por una histórica recuperación de la ren­­ta­bilidad, el cultivo del arroz amenaza otra vez con generar pérdidas de hasta 4,5 mi­llo­nes de euros. En plena siega del cereal, los pro­blemas provocados por el tem­poral de no­viem­­bre, las nuevas restricciones en materia fi­to­sanitaria y ambiental así como el fuerte in­cre­men­to en los factores de producción, podrían disparar los gastos muy por encima de los in­gre­sos.

 

"Los arro­ceros han arrancado una cam­pa­ña crítica, con ma­yo­res li­mi­­taciones y obstáculos de los que siempre han padecido por trabajar dentro de un parque natural y con unas cir­cuns­tan­cias de mercado com­pli­ca­das”, advierte el presidente de esta or­ganización agraria, Cris­tóbal Aguado, quien matiza que “de no cambiar las cosas, el arroz dejará de ser la excepción que junto al caqui o la chufa, se escapaba de la ruina general del campo valen­cia­no”.

 

 

Efectivamente, las inundaciones de noviembre del año pasado obligaron a los pro­­duc­tores de la Marjal Pego-Oliva y de la Albufera a afrontar el gasto extraordinario de retirar las mi­les de toneladas de paja que el agua acumuló. La prohibición europea de que­mar es­tos restos, así como las crecientes limitaciones en la disponibilidad y uso de fitosa­ni­tarios ha aca­bado por provocar que, con el tiempo, se dispare la población de plagas en­dé­micas an­tes controladas con mucho menos dinero.

 

Ante la falta de alternativas fitosanitarias, los arro­ceros han pasado por ejemplo de gastar 3 euros/ha para luchar contra el pulgón a más de 35 y de 0,36 a 18 euros/ha para mantener a ‘raya’ a la Pyricu­la­ria, un hongo que provoca manchas en las hojas y que terminan por dejar vacíos los granos. A tan es­pec­tacular in­flación habría que añadir la derivada de la subida habitual de las semillas o los fer­tilizantes. AVA-ASAJA, por otra parte, denuncia que los primeros precios ofrecidos en la pre­sente temporada son insuficientes en tanto ni siquiera llegan a cubrir los costes de producción y son radicalmente más bajos que los de la pasada. “Los arroceros deben esperar y al­ma­ce­nar el grano hasta que la situación se estabilice pero nunca malvender. Si persiste esta si­tua­ción injustificada de abuso, el sector tendrá que salir a la calle”, apun­ta Agua­do.

 

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