AVA-ASAJA tilda de “cínico” al Gobierno por concluir que no urge mejorar la renta del citricultor

El informe sobre la Cadena de Valor de los Cítri­cos pre­­sentado el viernes por el Ministerio de Medio Ambiente no cree necesarias re­formas ur­­gentes en beneficio del citricultor. La sorprendente conclusión del Gobierno central se ba­sa en el su­pues­­to he­cho de que el margen del productor fluctúa “fuer­te­men­te entre pér­didas y ga­­nan­­­cias de una cam­paña a otra” por lo que, en palabras del di­rector ge­ne­ral de Mer­ca­dos Ali­men­tarios, Francisco Mombiela, “el objetivo de la ren­ta­bi­lidad de la eta­pa de pro­ducción de­be plantearse a medio-largo plazo”.

 

 

Para el pre­sidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, negar la “evidencia de la ruina del citricultor es puro cinismo. Es como decirle a alguien que está en la UCI que tenga pa­­cien­cia, que puede seguir tran­­quilamente en la cama postrado durante meses o años, por­que no hay prisa”. El estudio encargado por el Observatorio de Precios del MARM toma como re­fe­ren­­­cia para analizar el proceso de conformación de los precios en los cítricos los datos de la campaña 2007/08. Una temporada que, por cierto, el propio informe matiza que fue “atípica” ya que “debido a la menor producción se produjo un sensible in­cre­mento de los pre­­­cios con respecto a campañas anteriores, especialmente en origen”.

 

Efectivamente, con­viene recordar que la tem­porada pasada estuvo marcada por una drástica e his­tórica reducción de la co­se­cha, con más de un millón de toneladas menos de lo que ve­nía sien­do habitual. “Si algo es ‘atípico’ es porque es diferente a lo normal. En sólo una de las últimas cinco campañas el citricultor tuvo algún beneficio, en el resto sólo acu­muló pérdidas, pero se ve que para el Gobierno la excepción es la norma”, denuncia Aguado.  

 

Mombiela, eso sí, fue certero en su diagnóstico sobre las obligaciones que a este res­­pecto debería tener la Administración. Para el alto cargo ministerial, el Gobierno debe “promover un marco legislativo que impida abusos, propiciar el encuentro de todos los eslabones de la cadena y crear los instrumentos necesarios a favor de la transpa­ren­cia”. Recientemente, el propio Parlamento Europeo emitió un informe en esta misma línea en el que se llamaba tanto al ejecutivo comunitario como a los Estados miembros a legislar para minimizar los “abusos” que la gran distribución está ejerciendo contra los pro­duc­tores y aprobar mecanismos con los que aumentar la “transparencia” en la cadena ali­men­taria. En lugar de hacer tal cosa, Mombiela sugirió que el sector debiera “reaccionar” creando estructuras organizativas “capaces de adecuar la oferta a la demanda del mercado a través de la producción”.  

 

Para Aguado resulta “inconcebible” que “en vez de encargar estudios para cum­plir con la obligación de la Administración y con el mandato europeo pro­po­niendo actuaciones en favor del eslabón más débil, se manipule la realidad y ade­más se ins­te al sector poco menos que a sacarse el sólo las castañas del fuego”.  

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