AVA-ASAJA y la UPV colaboran en un programa para recuperar las hortalizas valencianas autóctonas

 AVA-ASAJA, con el apoyo de la Con­se­­lleria de Agri­­­­­cultura, colabora con la Uni­versidad Politécnica de Valencia (UPV) en la re­cupera­ción de las variedades au­tóc­­­­­tonas de hortalizas va­lencianas de antaño. La or­ga­nización agra­­­­­ria ha comenzado a trabajar con el Centro de Conservación y Mejora de la Agro­di­ver­­­­­sidad Valenciana (COMAV) de la UPV para la ca­rac­terización y mej­ora de los to­­­­mates, berenjenas, pimientos, cebollas… que fueron ma­­­­yoritarios en la huerta valenciana y sin los cuales no se po­drían en­tender su gas­tro­no­­­mía. “Para re­cu­pe­rar y ex­plotar la riqueza ancestral de nues­tra huerta ne­cesitamos la co­laboración de los agricultores a quienes les pedimos que nos faciliten las simientes de las variedades tra­dicionales que igual he­re­daron de sus abuelos y que están a punto de per­­der­se”, explica el presidente de AVA-ASAJA, Cris­tóbal Agua­do. 

 

El COMAV centrará su trabajo en la caracterización de las me­jores simientes de to­mate y siguiendo el mismo proceso se aplicará al resto de hor­talizas. Para este cultivo, por ejemplo, se tratará de recupe­rar además del conocido como ‘valenciano’ otros igualmente tradicionales como el ‘choro’, ‘tipo pera’, ‘muchamiel’, ‘cuarentena’, ‘amarillo de Ademuz’… “El objetivo es proteger nuestras variedades valencianas, mejorarlas para que sigan conservando el mayor valor que tienen: su calidad organoléptica y nutricional, así como mejorar su uniformidad y su producción e incluso llegar a introducirles algunos genes de resistencia a enfermedades”, explica la directora del COMAV, Mª José Diez. 

 

Asesorado por agri­cul­to­res de AVA-ASAJA, el COAMV seleccionará en el primer año del programa 200 semillas –o ‘plan­tas líderes’- des­tacadas por su calidad interna, su sabor, textura o aroma así como por sus ca­rac­te­rís­ticas nutritivas. Junto a ello, con­servará otras tantas por sus virtudes en cuan­to a la re­sis­tencia a en­fermedades (fun­da­men­talmente virosis), o por sus apor­ta­cio­nes en cuanto a aumentar la productividad.

 

En el segundo año ya se dispondrá de las me­­jores re­­fe­ren­cias en tomate y se comenzará a trabajar en reproducir el mismo proceso an­te­rior en otras como el pi­miento o la be­ren­jena. Al tercero, el COMAV tendrá semillas de tomate ho­mogéneas, uniformes y pro­ductivas a disposición del agricultor. En el cuarto, se abordarán las hibri­da­cio­nes entre las ‘plantas líderes’ ya mejoradas y ésas otras des­ta­cadas por su ca­pa­ci­dad para resistir a las plagas. En el quinto, se registrarán las variedades de toma­te seleccionadas que podrán ser explotadas de forma preferen­cial en la Comunitat. Las nuevas simientes que surjan del proceso se plantarán en el Centro de Experimentación del IVIA en Carcaixent.  

 

“Pretendemos recuperar el ‘tomate valenciano’, ‘la ceba babosa’ o la lechuga ‘orella de burro’ con el que siempre hicimos nuestras ensaladas, el ‘napicol blanc de la cabota morà’ y el ‘fessol tabella’ del ‘arroç en fessols i naps’, la ‘bajoca roja’ o el ‘garrofó’ de la paella, la acelga valenciana del arroz con acelgas, la ‘camarroja’, que siempre fue la espinaca valenciana o el ‘lletsó’ que vendría a ser la ‘rúcula’ valenciana”, explica Agua­do quien concluye “queremos retomar las hortalizas originarias que sirvieron para hacer grande a nuestra cocina y que, poco a poco, se han ido perdiendo”.

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