El COMAV centrará su trabajo en la caracterización de las mejores simientes de tomate y siguiendo el mismo proceso se aplicará al resto de hortalizas. Para este cultivo, por ejemplo, se tratará de recuperar además del conocido como ‘valenciano’ otros igualmente tradicionales como el ‘choro’, ‘tipo pera’, ‘muchamiel’, ‘cuarentena’, ‘amarillo de Ademuz’… “El objetivo es proteger nuestras variedades valencianas, mejorarlas para que sigan conservando el mayor valor que tienen: su calidad organoléptica y nutricional, así como mejorar su uniformidad y su producción e incluso llegar a introducirles algunos genes de resistencia a enfermedades”, explica la directora del COMAV, Mª José Diez.
Asesorado por agricultores de AVA-ASAJA, el COAMV seleccionará en el primer año del programa 200 semillas –o ‘plantas líderes’- destacadas por su calidad interna, su sabor, textura o aroma así como por sus características nutritivas. Junto a ello, conservará otras tantas por sus virtudes en cuanto a la resistencia a enfermedades (fundamentalmente virosis), o por sus aportaciones en cuanto a aumentar la productividad.
En el segundo año ya se dispondrá de las mejores referencias en tomate y se comenzará a trabajar en reproducir el mismo proceso anterior en otras como el pimiento o la berenjena. Al tercero, el COMAV tendrá semillas de tomate homogéneas, uniformes y productivas a disposición del agricultor. En el cuarto, se abordarán las hibridaciones entre las ‘plantas líderes’ ya mejoradas y ésas otras destacadas por su capacidad para resistir a las plagas. En el quinto, se registrarán las variedades de tomate seleccionadas que podrán ser explotadas de forma preferencial en la Comunitat. Las nuevas simientes que surjan del proceso se plantarán en el Centro de Experimentación del IVIA en Carcaixent.
“Pretendemos recuperar el ‘tomate valenciano’, ‘la ceba babosa’ o la lechuga ‘orella de burro’ con el que siempre hicimos nuestras ensaladas, el ‘napicol blanc de la cabota morà’ y el ‘fessol tabella’ del ‘arroç en fessols i naps’, la ‘bajoca roja’ o el ‘garrofó’ de la paella, la acelga valenciana del arroz con acelgas, la ‘camarroja’, que siempre fue la espinaca valenciana o el ‘lletsó’ que vendría a ser la ‘rúcula’ valenciana”, explica Aguado quien concluye “queremos retomar las hortalizas originarias que sirvieron para hacer grande a nuestra cocina y que, poco a poco, se han ido perdiendo”.