AVA valora la sanción “antidumping” contra la satsuma en conserva china pero pide prolongarla durante 5 años

AVA-ASAJA valora el derecho ‘antidumping’ apro­­­­­­­bado por la Comisión Europea (CE) el pasado 4 de julio contra la sat­­su­ma en con­serva chi­­na pero advierte que, de no ampliarse su vigencia de los seis meses ac­tua­les a los cinco años, la industria de la Comunitat podría terminar de desaparecer, lo que cuestio­na­ría el cultivo de esta variedad.  La me­­dida apro­bada por el eje­cu­tivo comunitario cas­tigará las importaciones de conservas de mandarinas asiá­ticas con un tipo de entre 482,2 y 330 eu­ros/t.. La sanción se aplica porque la CE considera demostra­do que, pese a la pro­tección que estaba vigente hasta noviembre de 2007, la in­dustria china co­locó sistemáticamente sus productos en el mercado eu­ropeo entre un 20 y un 35% más baratos que los del sector valenciano y murciano.  

 

 

 “Es algo positivo porque sienta un importante precedente pe­ro la medida llega tarde y si no se mantiene durante mucho más tiempo, será inútil porque se seguirá cues­­tio­nando el futuro de la satsuma y de cientos de puestos de trabajo”, advierte el presidente de la organización agraria, Cristóbal Agua­do. Efectivamente, la cláusula de salvaguardia que venía protegiendo en los últimos años al sector conservero ven­ció el 8 de noviembre de 2007 y la medida “an­ti­dumping” europea ha llegado, sin ca­rácter retroactivo, ocho meses después. Du­rante ese tiempo, el mercado europeo  –es­pecialmente el alemán, donde se concentran las ventas- ha tenido tiempo para pro­veer­se masivamente del pro­ducto asiá­ti­co, por lo que el efecto de la protección apro­ba­da será muy limitado. 

 

 El expediente de la CE confirma las denuncias reiteradas por AVA-ASAJA, en el sentido de que la industria asiática ha venido compitiendo de for­ma desleal, con pre­cios artificiales que nunca se ajustaban a la economía de mer­ca­do y que de hecho “subcotizaban” –según reza el informe- con respecto a los eu­ropeos. Pese a la aplicación de la citada cláusula, du­rante el pe­riodo analizado por Bruselas (entre la campaña 2002/03 y la 2005/06) las im­portaciones chinas se pagaron a 596 euros por tonelada mientras que los pre­cios medios de la industria valenciana y murciana se situaron en casi el doble (1.034,6 euros/t.). En esas cuatro campañas, gracias a tales precios y pese a los aranceles apli­cados, la industria asiática ha pasado de una cuota del mercado comunitario del 65% a otra del 77%.

 

“China no sólo puede hacer “dumping” gracias a sus ínfimos costes la­borales sino que además cuenta con una mo­neda, el yuan, que es­tá alineada con el dólar pese a estar devaluada entre un 30 y un 40%”, explica Aguado.  La competencia desleal de China ha reducido el sector conservero español a algo casi anecdótico pero cuyo mantenimiento, pese a todo, sigue siendo clave para la citricultura valenciana. Tanto es así que, hace tan sólo una dé­cada, existían casi 30 empresas transformadoras de gajos, cifra que a golpe de re­bajar precios se ha re­ducido hoy a sólo cuatro (dos en Murcia y dos en la Co­mu­ni­tat). De las más de 100.000 toneladas que se facturaban entonces, según el último dato del informe de la CE, en la campaña 2005/06 sólo se vendieron 17.769.

 

Pe­ro, pese a es­ta im­por­tan­te reducción, la ac­tivi­dad de esta industria es clave para comarcas co­mo La Ri­be­ra, donde cada temporada se producen entre 150.000 y 200.000 t. de sat­suma en unas 10.000 hectáreas, de las que el 20% se des­tinan a su transformación en gajos en almíbar. La desaparición de estas fábricas abo­caría al mercado en fresco tal pro­duc­ción, con lo que éste aún se saturaría más y afectaría a los precios del conjunto de clementinas.

 

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