El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, advierte que la intención del ejecutivo comunitario perjudica “por igual a los dos eslabones más débiles de la cadena, al consumidor, porque contribuiría a hacer de Europa el basurero hortofrutícola del resto del mundo y al agricultor, que no podrá competir por el dumping social de la mayor parte de importaciones”.
Por este motivo, AVA-ASAJA se ha puesto en contacto con las asociaciones de consumidores y usuarios para hacerles partícipes de la situación y buscar una alianza que sirva para frenar la propuesta de Bruselas, que será votada a principios de junio. La iniciativa –que se quiere aplicar en la campaña 2009/2010- se presentó la semana pasada a los Estados miembros de la UE y fue respaldada por hasta 10 de ellos, recibiendo importantes críticas por parte de todos los países productores -Francia, Italia, Portugal y España, más Alemania- y ha sido rechazada por parte del COPA-COGECA, que agrupa a las asociaciones de productores y cooperativas.
Los 26 cultivos que se quedarían sin las normas de calidad hasta ahora en vigor se podrán comercializar a granel y solamente se les exigirá la identificación del país de origen. Para el resto –que la CE aduce que representa el 74% del comercio continental- seguirán en vigor las normas referidas a calibres, peso, número de frutos, homogeneidad que definen los distintos tipos de formato y calidades y que son determinantes en la conformación de un precio para el consumidor.
Sin embargo, el texto propuesto por Bruselas extendería esta desregulación de la calidad incluso a los 10 cultivos mentados para los que se mantendría las normativas de calidad, que podrían pasar a venderse sin cumplir tales requisitos siempre que en su etiquetado se aclarase que “no son conformes con las normas específicas de comercialización comunitaria”, un extremo que AVA-ASAJA considera igualmente “inaceptable”.
Es más, la CE propone extender la ausencia de normas mínimas de calidad a todos los productos de cuarta gama de frutas y verduras. “La desaparición de las normas europeas provocará que se extiendan y se refuercen los reglamentos privados que la gran distribución ya aplica, no para conseguir unos estándares de calidad, sino para forzar a la baja los precios de las frutas y hortalizas”, advierte el presidente de la organización agraria. “Europa ya es el mercado más abierto del planeta por la ineficiencia de los controles fitosanitarios y por la práctica inexistencia de una protección arancelaria y ahora, además, podría acaparar también el género de peor condición”, concluye.