AVA alerta que el abuso de ‘marcas blancas’ restringe la competencia y puede provocar subidas de precios

AVA-ASAJA alerta que la expansión de las ‘marcas blancas’ en las grandes superficies restringe la competencia al facilitar la eli­mi­na­ción de las marcas alternativas y, a medio plazo, podría provocar el efecto con­trario al buscado por el consumidor y for­zar al alza los precios. La organización agraria reacciona así ante el estudio dado a conocer ayer por la consultora AC Niel­sen, en el que se ad­vierte que la elevada inflación de los alimentos y la “psicosis ma­si­va” provocada por el temor a una crisis económica ha mo­derado el consumo de productos básicos y ha dis­parado las compras de tales ‘mar­cas blancas’.

 

AVA-ASAJA ins­ta por este motivo a las au­toridades nacionales y europeas a es­tudiar las dis­tor­siones del mercado que estos sellos exclusivos de la distribución po­drían estar ge­ne­rando y llama a las aso­cia­ciones de consumidores a analizar con­jun­ta­men­te en el Foro Agroalimentario creado el año pasado las repercusiones de su irrefrenable expansión. “Las marcas blancas son el ‘caballo de Troya’ contra la li­ber­tad de com­pe­ten­cia en el mercado porque, bajo la apariencia de extender un ar­tí­culo barato y de ca­li­dad, se es­conde una práctica menos loable que supone res­trin­gir la ofer­ta de otras marcas”, advierte el presidente de AVA-ASAJA, Cris­tóbal Aguado.  

 

“Las grandes superficies acabarán por seguir la misma filosofía que ha puesto en práctica China, es decir, eliminar al adversario para, una vez do­minado el mer­cado, acabar por imponer sus condiciones”, continúa  Aguado, quien con­cluye que la consolidación de estos productos “puede ser tan nociva para el agricultor y el con­su­midor como las ‘ofertas estrella’ de los ‘hard discount’ alemanes”.

 

Su­per­mercados de altos descuentos contra los que, de hecho, el Gobierno alemán ha tenido que le­gislar recientemente para frenar la venta a pérdidas que practicaban, porque dañaba tanto los intereses del con­su­midor –que, atraído por tales productos ‘gancho’, acaba por pagar una factura mayor con el resto de sus compras- como los del pequeño  comercio –que sucumbe al no poder ofertar tales precios-. En esta misma línea, el Parlamento Europeo aprobó el pasado 4 de febrero una resolución que alertaba so­bre los efec­tos nocivos que las prácticas abusivas de grandes cadenas de su­permercados tie­nen sobre la pequeña producción, en especial, la agrícola. 

 

La consolidación de las ‘marcas blancas’ en los supermercados e hi­per­mer­ca­dos de España no ha impedido, por otra parte y según Eurostat, que los alimentos se hayan encarecido en la última década 14 puntos más en nuestro país que en el resto de Europa. Efectivamente durante estos diez años, el precio de los alimentos de la cesta básica creció un 24,3% en la zona euro mientras que en Es­paña lo hizo un 38,2%. Más paradójica resulta la comparación entre los alimentos elaborados y los frescos, donde la brecha española con respecto a Europa es mucho mayor y acumula desde 1997 un diferencial de 22 puntos, algo que cuesta entender que ocurra en nuestro país, que no deja de ser una de las mayores potencias horto­fru­ti­co­las del continente.  

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