La CE estudia un plan de AVA para crear un cuerpo de inspectores y controlar la importación en origen

La Comisión Europea (CE) se comprometió a es­­­tudiar una propuesta de AVA-ASAJA para crear un cuerpo de inspectores eu­ro­peos cua­li­fi­­cados que, siguiendo el modelo ya implantado por EEUU, realice en ori­gen con­tro­les fitosanitarios de los envíos citrícolas que tengan por destino la UE. Así se satisfaría una de las demandas históricas de AVA-ASAJA y de todo el sector citrícola español, que siempre ha defendido que tie­nen que ser los puertos de salida donde se realicen los primeros controles para des­car­­tar, antes de cargarse en los mercantes, las partidas afectadas por pla­gas.

 

 

“La preocupación, la preparación e incluso los medios de los inspectores que de­­ben revisar las importaciones del hemisferio sur en los puertos europeos de los paí­ses nór­di­cos suele dejar mucho que desear por lo que siempre se ha insistido en la necesidad de revisiones en origen”, advierte el presidente de AVA-ASAJA, Cris­tó­bal Aguado. Conscientes de esta realidad, la Dirección General Sanco de la CE aten­dió en un re­ciente encuentro la petición de AVA y propuso que fueran los Es­ta­dos miembros sensibles a este problema -en el caso de los cítricos, España- los que pon­­gan a disposición del ejecutivo comunitario los inspectores cualificados para que, a su vez, éstos sean coordinados por Bruselas.  

 

De prosperar tal iniciativa, además de evitar a los importadores los costes de los fletes de los envíos que fueran rechazados en origen, se reducirían también las con­secuencias negativas que sobre el comercio portuario local tienen los mayores con­troles fitosanitarios de España. Porque la disuasión que ge­nera el mayor rigor de las inspecciones fitosanitarias en los puertos de Valencia, Gandia y Castellón es el que está alimentando un fuerte cre­ci­miento de los envíos que, teniendo por destino España, recalan en otros puer­tos eu­­­ro­­peos, como Rótterdam, Amberes o Lisboa.

 

 

Tal efecto ‘huida’ se agudiza también por la se­gunda ins­pec­ción realizada por la con­se­lle­ria en los propios centros de ma­­­nipulado de la fru­ta, lo que ha propiciado que en sólo dos años se haya duplicado la ci­fra de importaciones citrícolas es­pa­ño­las desde los Países Ba­jos, un Estado que, pese a no ser productor, aparece en la estadística como el tercer país de pro­cedencia de tales importaciones tras Su­­dá­­­frica y Argentina pero por delante de otras po­tencias citrícolas co­mo Uru­guay o Bra­­sil.

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