Dicho de otro modo, las importaciones de naranjas tardías sudafricanas y argentinas (fundamentalmente de la variedad Valencia-Late), alargando la campaña del cono sur hasta extremos inusitados, hundieron durante el mes de octubre y buena parte de noviembre tanto el mercado nacional como el europeo de naranjas, no así el de clementinas donde sí se ha observado una evidente mejoría.
Como advierte el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, “el daño comercial causado a los citricultores valencianos de naranjas no ha beneficiado tampoco al consumidor europeo, que ha pagado a precios elevados una fruta de dudosa calidad, con bajos calibres en muchas ocasiones, casi sin zumo porque estaba guardada en cámaras frigoríficas durante más meses de lo debido y que, por el contrario, fue colocada a precios mucho más baratos”. Aguado denuncia en este sentido que es evidente que “han fallado los controles de calidad, por no hablar de los fitosanitarios, porque se sabe que estos cítricos pueden ser toda una amenaza para la citricultura valenciana por las plagas y enfermedades de cuarentena presentes en aquellas zonas”. Por este motivo, ASAJA denunciará al ejecutivo comunitario las anomalías de calidad detectadas en buena parte de las importaciones.
AVA-ASAJA denuncia asimismo que la entrada de estas naranjas de deficiente calidad se ha encubierto en muchas ocasiones con el argumento de que se trataba de un género con destino a su transformación en zumos.
Aguado advierte que la práctica desarrollada este año fue “planificada” porque se conocía que las naranjas más precoces locales (la Navelina) iban a sufrir un descenso en la cosecha del 31%. “Los operadores sudafricanos o argentinos son conscientes de la permisividad de las autoridades europeas y españolas y saben que, aunque se puedan retirar algunas partidas por problemas de calidad o fitosanitarios, pierden poco dinero”, advierte el máximo responsable de AVA-ASAJA.
Convendría recordar en este sentido que Argentina –junto con Brasil- sufrió en 2003 el primer veto español a la importación de sus cítricos de la historia tras constatar que en multitud de envíos se había detectado la presencia de enfermedades de cuarentena como la Gignardia citricarpa, Elsinoe o Cancro. En el caso de Sudáfrica, durante los últimos años se viene reclamando insistentemente pero sin éxito que se declare como enfermedad de cuarentena a un peligroso patógeno llamado Cryptophlebia leucotreta, un gusano muy agresivo que destroza el fruto por dentro y que los inspectores de la Conselleria de Agricultura vienen encontrando desde hace años en buena parte de las importaciones sudafricanas, especialmente durante esta campaña.