La superficie citrícola valenciana cae este año por primera vez desde 2002

Por primera vez en lo que llevamos de mi­­lenio, la superficie citrícola valenciana ha caído este año. Según la última encuesta del Ministerio de Agricultura, el área dedicada al cultivo de na­ran­­­jas, mandarinas y limones cayó un 0,6% en 2007 lo que ha propiciado que, en lo que tam­bién es el peor registro de los últimos tiempos, se experimente un es­tancamiento de las zonas citrícolas de todo el país, que sólo han au­mentado un 0,4%.

Para AVA-ASAJA tales datos son el mejor reflejo de las con­secuencias de la crisis de precios que ha sacudido a los productores durante cuatro tem­poradas consecutivas, lo que se ha traducido en un progresivo abandono de los campos.

 

Los datos de la Encuesta sobre Superficies 2007, como destaca el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, no recogen la gravedad de este proceso en tanto “muchas de las parcelas que se computan como citrícolas porque aún mantienen los árboles podrían haber sido abandonadas en la práctica”. Algo que, de hecho, ya reflejó el aforo citrícola de la presente temporada, que estimó una histórica caída de la cosecha del 25% y que, según destaca Aguado, “en la práctica se demostrará que el descenso será mucho mayor”.  

 

Así las cosas, la Comunitat aporta 187.810 hectáreas (ha) citrícolas de las 332.796 ha del conjunto del país. La evolución de la citricultura es bien diferente en el caso de Andalucía, que ha pasado de tener en 2002 no llega a 50.000 ha. a acumular en el presente año, tras incrementar un 9,5% su superficie cultivada, 83.131 ha. de cítricos. La región sureña ha mantenido su ritmo de crecimiento  (que se ha estabilizado en el entorno del 10% anual durante el último lustro) gracias a la ‘extraordinaria’ aportación de las mandarinas, cuya área de cultivo se ha disparado en 2007 un 66%. La aún hoy segunda región productora de cítricos dedica ahora a las clementinas una superficie de 10.249 ha por las 96.581 de la Comunitat pero el crecimiento citrícola andaluz está siendo protagonizado por estos pequeños cítricos cuyo porcentaje de aumento de superficie anual viene triplicando al de na­ran­jas cada año desde 2003. 

 

El espectacular descenso de la renta de los citricultores, bien ha derivado en el abandono bien en la transformación de las tierras hacia otros cultivos florecientes que en los últimos años se han demostrado más rentables. Es el caso del caqui fundamentalmente radicado en las comarcas citrícolas de La Ribera, que en 2007 ha vuelto a incrementar su superficie un 11,3%  y cuyo cultivo ya se extiende por casi 3.300 ha. 

 

En parecidos términos “las pésimas campañas de fruta de verano que se llevan arrastrando así como la falta de variedades adaptadas al mercado también han acabado por mermar estos cultivos, claves para las zonas de interior”, destaca Aguado. Así, los descensos en el área cultivada se dan en todos los frutales de este tipo, pero especialmente entre los de mayor peso: melocotoneros y nectarias (6.475 ha., con un descenso del 8%) y ciruelos (3.053 ha y -15,6%).  

 

Movidos por dinámicas “más especulativas” algunas hortalizas que venían sufriendo sucesivas crisis de precios se han reactivado por la mejoría en las co­ti­zaciones. Es el caso de la patata (1.394 hectáreas, un 83,2% más) o la alcachofa (3.409 ha., un 38,6% más). 

 

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