Los viticultores valencianos llevan soportando estas inspecciones desde hace cuatro años. Primero se trataban de sencillas comprobaciones sobre la situación de regularización de los trabajadores, más tarde se solicitó más documentación y se incidió en la formación a los temporeros en prevención de riesgos laborales.
“Ahora ya no entendemos qué es lo que buscan”, manifestó Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA, “pues los inspectores se ensañan con los agricultores y, pese a no encontrar nada irregular, les citan en Valencia interrumpiendo su trabajo en plena campaña”.
Aguado lamentó que “el Ministerio de Trabajo se haya obcecado con los viticultores valencianos tratando de encontrar irregularidades donde no las hay, mientras que en otras partes de España al parecer hay asentamientos ilegales de extranjeros llegados para trabajar en la vendimia”.
“Otro año más las inspecciones criminalizan al agricultor y ya va siendo hora de que se conviertan en un instrumento eficaz de control y dejen de ser un impedimento al trabajo del viticultor, que lo único que quiere es contar con la mano de obra suficiente para recolectar la cosecha y es el primer interesado en que todo esté en regla”, concluyó el dirigente agrario.