El texto del responsable de las negociaciones agrarias en el seno de la OMC contempla una importante reducción de la producción agraria europea al tiempo que abre las puertas a las importaciones a precios ruinosos de países que producen en competencia desleal al aplicar normas mucho más flexibles sobre seguridad alimentaria, protección del medio ambiente o bienestar de los animales.
Por el contrario, el documento da manga ancha a EEUU y permite incluso ayudas como los pagos contracíclicos, contemplados en la Farm Bill por los que el Estado compensa a los productores si no alcanzan unos precios objetivo, que han resultado gravemente perjudiciales al actuar como elementos distorsionadores de la competencia. De igual modo, el documento brinda un gran apoyo a sus productos propios.
Según el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, “es un contrasentido que EEUU tenga más privilegios que Europa porque las garantías de renta deben ser iguales para todos, por lo que exigimos unas reglas de juego en el mercado mundial que impongan una única vara de medir y no permitan este tipo de discriminaciones”.