Popularmente conocida como Ley de Sanidad Animal, el reglamento propone medidas concretas sobre la manera de abordar estas enfermedades, con un enfoque común en tareas críticas como la detección temprana, la vigilancia, la identificación de los animales y el intercambio de información.
La nueva legislación también aclara la división de responsabilidades entre los cuidadores de los animales, los propietarios de éstos, los intermediarios comerciales, veterinarios y autoridades. Los ganaderos, propietarios de animales e intermediarios estarán obligados a aplicar los principios de buenas prácticas de cría y administración prudente de medicamentos, mientras que los veterinarios se encargarán de concienciar sobre la relación entre la salud animal y el bienestar y la salud humana, así como sobre la resistencia antimicrobiana. La Comisión, por su parte, se ha comprometido a supervisar el uso de antibióticos animales en los Estados miembros y a publicar regularmente datos comparables sobre esta cuestión.