El CESE plantea de manera explícita que todos los acuerdos comerciales de la UE con países terceros y los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) deben incorporar las estrategias del Pacto Verde Europeo “como normas mundiales de sostenibilidad”. Así, insta a Bruselas a velar por una “verdadera reciprocidad” y “unas condiciones de competencia equitativas”, exigiendo “la debida diligencia a las empresas a lo largo de sus cadenas de suministro con objeto de identificar, prevenir y mitigar los riesgos ambientales y sociales, así como las violaciones de los derechos humanos”. Según el Dictamen, “la UE debe garantizar que los acuerdos comerciales no externalicen estos problemas ni agraven la deforestación de otros países”, como ocurriría, por ejemplo, con el Amazonas si saliera adelante el tratado de Mercosur.
El CESE también demanda que “todos los acuerdos comerciales deben respetar las disposiciones sanitarias y fitosanitarias de la UE y atenerse al principio de precaución”, lo que evitaría la entrada de envíos agrarios procedentes de países terceros con materias activas fitosanitarias que han sido prohibidas en Europa debido a su elevado riesgo sobre la salud humana y el medio ambiente.
AVA-ASAJA coincide con estas reivindicaciones y con las advertencias que añade el CESE: “En la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, la Comisión propone pocas acciones concretas para reforzar el sector agroalimentario y la renta de los productores primarios, y ninguna de dichas acciones fortalece la competitividad del sector. Estas cuestiones clave deberían ser el centro de la aplicación de la estrategia, ya que determinarán su éxito. Si no hay cambios en las políticas comerciales de la UE, los objetivos de la Estrategia no se cumplirán”.
En este sentido, AVA-ASAJA subraya el apartado que el CESE dedica a “garantizar precios justos y prohibir las prácticas comerciales desleales”: “Una cadena agroalimentaria que funcione correctamente será tan fuerte como el más débil de sus eslabones, y, durante demasiado tiempo, el eslabón más débil ha sido el agricultor”. Por ello, la UE debe establecer medidas para “obtener unos ingresos justos y adecuados y que se ofrezcan a los consumidores productos saludables de calidad a precios razonables”.